Arrodillados seres mortajados por campos
Risas reprimidas en libido empapan de hambre
mundanos emergen de espigas verdes
Jilgueros de vida suave adolecen los campos de
girasol con lágrimas de cristal
Gritos cenicientos del paisaje dormido llasen sobre
la berma olvidada, acortando la bruma que
exhalan santos de antaño. Trinar melancólico
remese la memoria de juegos aprendidos por
claveles litográficos
cantos benditos.
Cansados sollozos de flores sombrías escoltan
sudores espirituales, como viñas infortunadas que
recobran viejas confesiones liberadas
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